El elefante: aproximación desde el postestructuralismo
César Dávila Andrade
Debo admitir que realizar
un análisis postestructuralista de este texto constituye un reto para mí. No
obstante, creo que El Elefante se presta para realizar un intento de
interpretación. El cuento trata la vida Antonio Andrade y Alvear y su ascenso a
Inspector de una Comisaría Municipal de Mercados. El protagonista había
trabajado arduamente para un ascenso y por fin, después de veinte años, era
sujeto de uno. Andrade y Alvear, como lo alude su nombre, era un hombre
correcto e intachable que merecía más que nadie el puesto de Inspector. Él,
hombre transparente e incorrupto, se percataría de que todas las normas se
cumpliesen al pie de la letra, eliminaría lo pútrido, lo infecto y lo
pernicioso.
El objeto del análisis
postestructuralista consiste en destruir la oposición de términos y así aceptar
que el lenguaje binario en realidad no existe. Para esto empezaré con el
protagonista. Como se mencionó previamente, Antonio Andrade y Alvear (AAA) se
consideraba a sí mismo como un reflejo de la corrección, pero algo sucede: el
nuevo Inspector acepta una dádiva e inmediatamente su mundo cambia. Esto por
supuesto lo logra Dávila Andrade a través del incidente del trozo de chancho
que se queda atrapado entre sus dientes. Hasta aquí el primer intento de
deconstrucción. El hombre bueno y honorable acepta en su primer día de trabajo
lo que parece ser una coima y de esta manera se vuelve corrupto y vulnerable.
Es así que se muestran los dos lados de la moneda: la pureza y la corrupción.
¿Qué es Antonio Andrade y Alvear? Este juego de oposición lleva al lector a
percatarse que no existe bueno sin maldad alguna ni malo que no tenga algo de
bueno. Es decir, lo bueno existe gracias a lo malo y viceversa. Si no fuera de
este modo, ¿cómo conoceríamos la bondad si no supiéramos lo que es la maldad?
El ejemplo de AAA es clarísimo para demostrar que las relaciones humanas y sus
sujetos son complejas y que las personas constituimos un mundo múltiple.
Por supuesto el nombre del
cuento permite adentrarnos a un análisis. El Elefante en la cultura occidental
es conocido como la pureza, la memoria. Y ahora la memoria de AAA se encuentra
contaminada por el hecho de haber aceptado una coima. Como si esto fuera una
grave mancha a su historia personal. En este punto la oposición recae entre el
recuerdo vs. el olvido y es aquí donde se despliega el concepto de lo
indecidible. ¿AAA pecó o no lo hizo? Y si fue así, ¿cómo logrará sobreponerse a
esta completa negación de lo que pensaba ser? En este punto se desmorona esta
oposición para reconocer que la humanidad no puede seguir adelante sin el
olvido ya que nuestra capacidad de actuar depende de nuestra necesidad de
olvido. De lo contrario, estaríamos llenos de temores, dudas, y fantasmas que
nos perseguirían constantemente, paralizando nuestra actividad. Pero El
Elefante también alude a las relaciones de poder. Lo que parecía irrelevante
toma fuerza y es la única alternativa de escape. Así, un trozo incrustado en la
cavidad bucal se transforma en un obstáculo del lenguaje y requiere ser
expulsado inmediatamente.
Finalmente, podríamos
analizar a las señoras del mercado y preguntarnos si mimar a los jefes y tratar
de sobornarlos es en realidad tan malo como se lo juzga a primera vista. En
este punto se pone en duda el concepto de hospitalidad y uno se pregunta si en
realidad una dádiva tiene connotación negativa o positiva. En fin, la
deconstrucción nos permite admitir que las connotaciones de términos binarios
pueden darse la vuelta y que en realidad un polo no puede existir sin el otro
debido a que una palabra encierra al mismo tiempo aspectos positivos y aspectos
negativos.
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