Identidades de asignación, identidades
de elección
Laurentino Vélez-Pelligrini
A través de este breve artículo,
se afirma la idea por la cual las “identidades deben ser electivas, y no
simplemente asignativas.” Esto implica un proceso complejo en el cual es
posible admitir que la identidad se crea y como consecuencia, que es posible
desprenderme de la identidad y crear una nueva.
Las minorías sexuales, en
una lucha por su reivindicación, ha procurado reflejarse a través de una imagen
homogénea con el fin de adquirir voz. No obstante, esto es imposible en cuanto
existen grandes diferencias entre los grupos y por ende, múltiples
discrepancias. Es posible admitir que el homosexualismo, el lesbianismo y el
transexualismo poseen distintas aristas y objetivos.
Lo que me llama la atención
a mí es la afirmación del autor en relación a la invención por parte de la
psiquiatría de la heterosexualidad y de la homosexualidad. Para mí, no ha sido
invención de la psiquiatría en cuanto la homosexualidad siempre ha existido.
Probablemente lo único que la psicología aportó es la categorización de este
concepto como una desviación, como una enfermedad.
Ahora bien, es interesante
la relación que el autor hace con distintos tipos de difusión artística e
informativa. A través de revistas y películas las minorías sexuales buscan
respeto y crean para sí mismos ciertos estereotipos. Es de esta manera como se
crean, por ejemplo, relaciones de poder entre los mismos hombres.
Foucault fue una de las
voces del movimiento gay. Para Foucault, la singularidad de este movimiento se
encontraba en la “reivindicación del derecho de dos hombres a amarse en una
sociedad que había hecho de la violencia entre los varones uno de sus elementos
inherente.” Esto implica admitir que es la sociedad quien crea ciertos cánones
de conducta y entre estos se impone la idea del macho alfa que lucha por su
posición contra otros hombres. Es por esta razón que resulta tan escandaloso
que dos hombres, en vez de luchar se amen. Escandaloso pero posible a través
del movimiento gay. Al igual, es posible afirmar que el patriarcado impuesto en
la sociedad no solamente afecta a las mujeres sino también a los hombres debido
a que estos también deben acoplarse al status quo reinante.
En cuanto a los grupos
transexuales, considero que en la actualidad estas personas son probablemente
las más vulnerables a nuestra sociedad. Esto debido a que aparecen después de
movimientos gays y lésbicos y no son aceptados dentro de estos grupos. Es
decir, los transexuales hacen alusión a lo ambiguo y la ambigüedad no se acepta
fácilmente en una sociedad con roles demarcados. No obstante, de acuerdo al
autor “los transexuales han logrado afirmar una personalidad social propia.”
Si algo unió a las minorías
sexuales fue una terrible enfermedad: el Sida. Esta patología extraña acabó con
la vida de miles y fue dentro de este ambiente de compasión donde se desarrolló
cierta empatía entre los grupos sexuales minoritarios. Si bien se dio espacio a
la transexualidad, no fue sino hasta el origen del movimiento Queer en el cual
se brindó apoyo a este grupo. Así, fue este movimiento quien se preocupó por
denunciar los abusos contra los transexuales.
El punto final reside en
preguntarnos el objetivo de la teoría Queer. ¿Acaso no se trata de reafirmar el
sinsentido? Así, en vez de tratar de reivindicar cada grupo sexual minoritario,
sería más eficiente abogar contra la “improcedencia de reafirmar identidades
que los grupos dominantes habían naturalizado.” Porque si nos ponemos a meditar
sobre el tema, afirmar una identidad es alienante en cuanto encaja al sujeto
dentro de roles sociales predeterminados.
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