martes, 28 de junio de 2016

Marxismo y vampiros: un análisis de la economía política de los muertos y Drácula


La economía política de los muertos: la metáfora cognitiva de los vampiros en Marx
Marcos Neocleous

Desde que observé el syllabus de la clase me intrigó esta semana dedicada al marxismo y su relación con los vampiros. Me preguntó varios días, ¿existe tal relación o acaso se trata de una interpretación completamente descontextualizada y forzada? Probablemente por esta razón el artículo que se va a analizar atrajo en gran medida mi atención.
El artículo inicia aceptando la “opinión generalizada que relaciona vampiros y capital”, pero el verdadero aporte del autor radica en comprender dicha afirmación dentro del contexto de la economía política de los muertos. Varias obras de Marx hacen alusión a los vampiros, a los temidos chupa sangre, a aquellos muertos vivientes. En “El Capital”, por ejemplo, Marx emplea esta fuerte imagen en tres formas distintas: con el fin de estudiar a la legislación contra los vagabundos, para referirse al horror que vivieron las tribus colonizadas, y para establecer una semejanza con la clase burguesa para con los obreros.
Considero que la última es la más importante y la que se refleja a lo largo de toda la obra de Marx. Es esta lucha de clases la que inspira a Marx a emplear una metáfora que alude a la muerte, al horror y a la desgracia para convencer, para crear teoría política. En este punto, cabe recalcar la falta de estudio que los críticos han demostrado hacia el análisis de la metáfora del vampiro. Es decir, no por nada Marx alude a esta figura acaso fantástica para sostener sus argumentos. ¿Por qué el vampiro y no otra figura?
Para comprender el por qué es necesario entender primero la metáfora de Marx. En palabras de Marx, “el capital es trabajo muerto, que como un vampiro, vive solo de chupar trabajo vivo.” Es decir, el vampiro resulta ser el capital que succiona poco a poco la vida de los trabajadores, de la prole. Marx también alude a la figura del vampiro al hablar con respecto a la jornada laboral y al trabajo infantil.
Pero no es suficiente admitir esto, es también necesario comprender la razón por la que se escoge esta figura. El vampiro sin duda alguna es un personaje ambiguo. No representa a los vivos pero tampoco se encuentra en el mundo de los muertos. Se trata de un muerto viviente que regresa al mundo terrenal con el fin de chupar la sangre de los vivos, en este caso la prole. Así, el capital tal como el vampiro, no logra saciar su necesidad de sangre, de trabajo.
Muchos han pretendido justificar la inclinación de Marx hacia el vampiro. Algunos afirman que se trata de un recurso literario, pero esta explicación no es suficiente. Otros que el vampiro era un “personaje literario popular en el siglo XIX” y que eran un reflejo del Otro, de los marginados. Así, el vampiro representaría desde los judíos hasta los homosexuales. Esto es difícil de sostener puesto que Marx en su obra no da gran relevancia ni a la religión ni a personas con distintas inclinaciones sexuales. Es posible también alegar que Marx se refiere a los vampiros porque este personaje se encontraba en boga durante la época. Cierto, pero nuevamente no es suficiente.
La verdad es que el vampiro es empleado en una relación de poder que reside en el burgués vs. el proletariado. El burgués o vampiro busca succionar los placeres, las pasiones del proletariado. El vampiro, si bien no es real, refleja una realidad: el abuso del burgués hacia el trabajador. Las autoridades son los vampiros y no viceversa como sugería Rousseau.
Ahora bien, considero que es necesario reconocer la oposición de términos trabajo muerto vs. trabajo vivo como una clara evidencia de la economía política de los muertos  que sostenía Marx. El capital “no es más que trabajo acumulado”, trabajo muerto. Así, el capital lo que logra es que el trabajo muerto exista a costa del trabajo vivo y no viceversa. La figura de la muerte juega un rol preponderante en la obra de Marx en cuanto todo lo que se relaciona con este concepto debe ser desechado, erradicado de la sociedad. De esta manera, el capital como la muerte busca succionar la vida de los obreros. Al emplear esta metáfora, Marx logra gran intensidad en su obra. No se trata solamente sobre teoría política, es un asunto de vida o muerte.
Marx alega a los sentimientos de la prole al evocar el tema de la sensibilidad. El ser humano es una especia sensible que puede ser corrompida por el capital. El resultado de dicha corrupción sería dejar de “sentir como una criatura viviente” y ser dominado por los muertos. Una vez más, se trata de un tema de vida o muerte. En este punto considero necesario recalcar la astucia de Marx como escritor. Su teoría política convence porque evoca el tema de mayor relevancia en nuestra sociedad. Así, el que sigue al capital sigue a la muerte mientras que el que sigue a los ideales comunistas sigue a la vida. Por supuesto, la figura del vampiro cumple con dicha tarea así como también lo hace el fetichismo de la mercancía. ¿Qué mejor forma de convencer?
La frase que condensa todo el artículo es aquella que afirma que “el vampiro como monstruo demuestra tanto la capacidad del capital como advierte su peligro.” Siendo así, ¿quién quiere caminar hacia la muerte?

Drácula

A continuación pretenderé analizar el primer capítulo de “Drácula” a la luz del artículo previo. En primer lugar, me gustaría reconocer que este libro no ha sido el texto que dio origen al tema de los vampiros. Existía literatura previa que se refería a estos personajes; sin embargo, “Drácula” es el libro icónico sobre vampiros.
Lo que primero llama mi atención es la voz desde la cual se cuentan los hechos. El narrador es el protagonista: Jonathan Harker. Es lógico entonces que la narración se desarrolle en primera persona. Este recurso literario logra crear cierta conexión con el lector, como si estuviésemos a punto de leer un diario íntimo y personal (lo cual en realidad sucede puesto que se trata de un diario).
El lector siente también que la historia que va a ser contada es misteriosa y en cierto modo espeluznante. Esto puede ser detectado por el lenguaje empleado, por los sentimientos de intriga del protagonista y por la actitud de los personajes.
El viaje de Jonathan Harker apenas es explicado. Lo único que se conoce es que realiza un viaje de negocios en el cual su objetivo es ir al castillo del Conde Drácula. Este sin duda es el primer punto de reflexión para el lector que se cuestiona respecto al negocio a realizar, al pasado del Sr. Harker, a su personalidad. Se conoce también que Harker esta íntimamente relacionado con Mina y que escribe para ella en cierto modo.
El primer capítulo cuenta el recorrido de Harker hasta el castillo de Drácula. De cierta manera, se trata de una introducción al libro y a los hechos que van a acontecer en el castillo. Es cierto que el espacio que se detalla a lo largo del primer capítulo no será el escenario de la historia, pero también es cierto que el recorrido permite al lector adentrarse poco a poco en el misterio que rodea a Drácula. Para llegar a Transilvania, el destino final, es necesario realizar un largo recorrido. Y es este recorrido el que permite al lector constatar un juego de luces. A medida que se acercan a Transilvania, el espacio va oscureciendo, hasta llegar a la penumbra total, a la Nada.
Si se toma en cuenta que todavía no se conoce que el Conde Drácula es el vampiro, son varios los elementos que introducen este tema. Para empezar, Harker destaca que aquella región se caracteriza por una población supersticiosa. Por supuesto, Harker es escéptico a estos comentarios y lo que pretende es analizar la raíz de dicha conducta una vez que llegue donde el “conocedor” Conde Drácula.
El Conde Drácula parece ser un personaje temido. Empecemos por su título de conde. Probablemente y a diferencia de Marx, este vampiro pertenece a la aristocracia y no a la burguesía. Sin embargo, es curiosa la reacción que el nombre de Drácula produce en las personas, como si su simple nombre evocara el horror. Estas demostraciones de terror ya por sí constituyen una advertencia para el protagonista. Más aún cuando se menciona la festividad de San Jorge y su relación con el demonio. Harker se pregunta hasta qué punto llega la superstición de esta sociedad.
Con el fin de aumentar la intriga de la novela, el autor introduce una seria de repeticiones interesantes entre las cuales se destacan los aullidos. Harker ya escucha un aullido durante la primera noche de su viaje. El concepto y la entendimiento que tenemos de aullido nos permite inferir que un animal realiza este acto ante una posible amenaza. Se trata definitivamente de una advertencia para Harker. Los aullidos se repiten nuevamente a lo largo de todo el viaje y terminan con un coro de perros aullando lastimera y desesperadamente. El peligro es ahora inminente.
Anteriormente ya se mencionaron algunas advertencias dirigidas a Harker, ahora analizaremos aquella que se desprende del diálogo entre unas personas del pueblo. Durante la conversación, Harker comprende palabras como Satanás, infierno o vampiro. Acompañado de estas palabras se encuentra un profundo temor al lugar al que se dirige el protagonista y la bondad característica de las personas de pueblo, quienes obsequian crucifijos a Harker. Estas advertencias se repetirán a lo largo del viaje a tal punto que el cochero llega una hora antes al encuentro del carruaje de Drácula con el fin de evitar que Harker se dirija al castillo.
Hay algo interesante en esta insistencia de los pueblerinos hacia con Harker. No quieren permiten en lo posible que el inglés se encuentre con el Conde. No puede ser únicamente bondad lo que inspira estos actos. Parecería ser que a todos interesa esto y que una vez que Harker se encuentre con el Conde se producirán efectos que involucrarán a la comunidad entera. Así se explica la desesperación en evitar este encuentro.
La frase que más me impacta es aquella en la cual el cochero afirma que “los muertos viajan velozmente.” ¿Será cierto que Harker se dirige voluntariamente a su propia muerte? Harker se sube al carruaje enviado por Drácula y parece que todo cambia. El espacio se vuelve oscuro y frío como si se tratara de un preludio de lo que va a suceder. Un aspecto que no me queda claro es la llama azul. Esto me permite inferir que si la llama roja es la que generalmente vemos “los vivos”, la llama azul parecería algo tétrico, algo típico del Hades.
Me cuesta todavía relacionar este capítulo con el marxismo. Primero porque como sostuve previamente, parece que el vampiro que se materializa en el Conde Drácula responde a la aristocracia y no a la burguesía. Puedo soportar esta diferencia si logro constatar que, como el capital para Marx, este vampiro succiona la vida de comunidad entera que le rodea. De esta manera se explicarían tantos crucifijos camino a la morada de Drácula, ¿acaso han muerto ya miles de personas?
También es posible establecer una relación en cuanto se siente una especie de pobreza que pulula en la sociedad. Parecería ser que todos en cierta forma trabajan para Drácula pero al mismo tiempo sienten un terror hacia este. Y en fin, es Drácula el único que tiene hasta un castillo.
Para mí lo que más le aproxima al marxismo es esa conexión con la muerte. El vampiro representa claramente el mundo de la muerte. Pero tan muerto no está, en realidad es de muerto que vive a costa de los vivos. Todo aquel que vaya al castillo está condenado, está muerto. Y en esto se encuentra la desesperación de la comunidad (la prole para Marx) en evitar el encuentro de Harker con el Conde. Una vez que llegue ahí estará muerto y el poder del conde será mayor (así como el poder del capitalismo será mayor en cuanto más adeptos tenga). Así se justifica la reacción de las personas, luchan por la vida de Harker y luchan por el comunismo para Marx.







Manifiesto del Partido Comunista

Manifiesto del Partido Comunista
Marx y Engels

El manifiesto del Partido Comunista es probablemente uno de los libros más representativos de teoría política. Es interesante el estudio de este libro puesto que más allá de acercarnos al comunismo también se presta para analizar la forma en la cual Marx y Engels emplean un discurso persuasivo. Para esto por supuesto, los autores recurren a varios recursos literarios.
“Un espectro se cierne sobre Europa”. Así empieza el Manifiesto con una especie de fuerza brutal que pretende penetrar el alma del lector. Iniciar alegando que el comunismo se trata de un espectro reconocido y temido por las potencias implica afirmar que el movimiento en expansión está adquiriendo fuerza.
El primer capítulo “burgueses y proletarios” establece un dogma del marxismo: la historia de la humidad se puede resumir en una constante lucha de clases. Patricios vs. plebeyos, reyes vs. pueblo, señores feudales vs. esclavos, etc. Interesante esta afirmación puesto que de ser así, el comunismo recaería en el mismo círculo vicioso sin fin. En caso de que gane el proletariado, se conformará una nueva lucha de clases porque es necesario aceptar que el ser humano siempre está en busca de poder y no se contenta con ser igual a los demás. Hay algo intrínseco en nuestra humanidad que nos obliga a buscar más que los demás.
Marx se enfoca en describir la burguesía y la manera en que está ha penetrado en el mundo, configurando y creando nuevas instituciones. Marx sostiene que es este sistema el que obliga a los hombres a “contemplar con mirada fría su vida y sus relaciones con los demás.” Esto se vería demostrado con el origen de necesidades nuevas que satisfacer, como si este fuera el inicio del temible consumismo.
Entre los problemas de la burguesía y en este punto admito que concuerdo con Marx, se encuentra la explotación a los trabajadores, el trabajo infantil y el gran movimiento de masas desde las zonas rurales a las zonas urbanas. De los dos primeros considero que la Revolución Industrial, en su afán de competitividad, fue una época que oprimió a los sectores pobres.
Ahora bien, la solución de Marx a todos estos males de la burguesía reside en un explícito llamado a la violencia. Solamente a través de la violencia el proletariado logrará destruir todas las bases de la burguesía. Lo que propone Marx es una verdadera revolución puesto que implica derrocar todo el sistema para instaurar uno completamente nuevo.
Para convencer aún más a los obreros para unirse, los autores emplean una metáfora. El obrero no es más que una mercancía cualquiera dentro del sistema burgués. El obrero solo sirve para trabajar y por ello su salario cubre únicamente necesidades básicas. No solamente esto, pero también Marx recalca que una vez que existan máquinas modernas, el trabajador será despedido. Por supuesto, esto contiene un mensaje subliminal: si no te unes al comunismo, tarde o temprano la burguesía te eliminará.
Los autores realizan una especie de proyecto en el cual intuyen la manera en la cual el comunismo, como movimiento político, se va a apropiar del Poder. Al principio serán obreros aislados, luego se unirán por ramas y finalmente por países. ¡De eso se trata una verdadera revolución!
Otra estocada maestra es la afirmación de Marx al alegar que la burguesía lucha incesantemente contra distintos grupos sociales y emplea como ejército al proletariado. Esto obliga a pensar al lector que la burguesía existe gracias al proletariado y que una vez que estos se rebelen, la burguesía no tiene forma alguna de defensa. Como los proletarios no tienen nada que perder, en realidad unirse a este movimiento no puede sino aportar beneficios.
En el segundo capítulo, los autores se enfocan en establecer una relación entre los proletarios y los comunistas. Así, “los comunistas no se distinguen de los demás partidos proletarios más que en esto: en que destacan y reivindican siempre […]” Por supuesto, este texto es un manifiesto que pretende adquirir adeptos a sus filas y por ello el lenguaje empleado debe ser convincente. Al fin y al cabo, estamos hablando sobre el futuro del proletariado, la clase más débil de la época. Como siempre he sostenido, es fácil convencer a aquel que nada tiene que perder, que nada tiene que defender. Y qué mejor forma de hacerlo que mediante un partido que tanto promete para con los oprimidos.
El objetivo de todo movimiento es adquirir Poder, y en esto no difiere el comunismo. Desean adquirir poder con el fin de abolir el régimen vigente e instaurar un nuevo sistema. El primer paso será la erradicación de la propiedad privada como institución. Esto porque en realidad no es propiedad privada sino propiedad que ha sido adquirida gracias al sacrificio y trabajo del proletario. El segundo paso reside en las condiciones de trabajo. En el comunismo el trabajo muerto servirá al trabajo vivo y no viceversa. Los comunistas buscan un cambio total y esto incluye instituciones como la familia, la educación la religión y por supuesto el trabajo. Debo admitir que probablemente en aquella época el manifiesto provocaría una especie de hipnotismo con el fin de atraer al proletario y convencerlos de luchar juntos. Sin duda alguna, la teoría política de este movimiento tiene tintes persuasivos.
Una vez que se encuentren en el Poder, los comunistas despojarán “paulatinamente a la burguesía de todo el capital, de todos los instrumentos de la producción, centrándolos en manos del Estado.” Hemos sido testigos ya de ciertos intentos fallidos de la aplicación del comunismo. Buscan centralizar toda producción en manos del Estado para así abolir la producción privada. Hay algunas maneras de alcanzar el verdadero comunismo que han sido sugeridas en este manifiesto. Por supuesto, encontramos a la expropiación de la propiedad privada, la centralización del crédito, la nacionalización de los transportes, etc. ¡Pensar que Marx crea una especie de guía para la implantación del comunismo!
El fin último es la desaparición del Estado. Una vez que se haya cambiado por completo el sistema, el Estado será innecesario puesto que no habrá antagonismo de clases. ¿En realidad fue Marx tan ingenuo en pensar que puede destruir el círculo vicioso de la lucha de clases?
Adicionalmente, los autores se concentran en detallar los distintos tipos de literatura socialista y comunista. Así, pasamos por conocer el socialismo feudal, el socialismo pequeño burgués, el socialismo alemán y el socialismo burgués como intentos insuficientes de cambio. Todos estos movimientos son falaces y en realidad recaen dentro de lo reaccionario y no de lo revolucionario. Por estas razones Marx desacredita en cierta forma a estos movimientos. Con respecto al comunismo utópico, Marx alega que se este movimiento profesa un “ascetismo universal y un torpe y vago igualitarismo.” El verdadero problema de esta corriente es que desean implantar sus deseos a través de medios pacíficos. ¡Cómo si aquello fuera posible!
En el último capítulo, los autores establecen la actitud de los comunistas ante los otros partidos de la oposición. Como todo movimiento en busca de adeptos, el comunismo está dispuesto a abrir sus brazos a otros movimientos opositores contra el régimen político imperante. El libro termina con un llamado a todos los proletarios a unirse a esta sublime causa.
Lo que más me asombra del texto es la capacidad de persuasión que los autores emplean a lo largo de sus líneas. Esta obra doctrinal es un llamado directo a la violencia como la única forma de derribar al sistema imperante. ¡Qué peligrosa manera de atraer y conducir a las masas! En la teoría parecería ser factible que un sistema comunista proporcione una mejor vida al ciudadano. Yo me pregunto, ¿por qué los intentos de comunismo en el mundo no han sido exitosos?, ¿acaso no es posible cumplir en la práctica estos objetivos?






Concepto de Iluminismo - Horkheimer y Adorno

Concepto de Iluminismo
Horkheimer y Adorno

El Iluminismo se origina como una corriente cuyas bases son la ciencia, el conocimiento y el progreso. De acuerdo a los autores, “la libertad en la sociedad es inseparable del pensamiento iluminista.” Esta frase constituye una fuerte escolta para el Iluminismo y defiende que a través del conocimiento el ser humano puede dominar la naturaleza.
En la primera parte de esta obra, el objetivo es desprenderse del pensamiento arcaico previo que era fundamentalmente teocéntrico. Ahora lo que interesa es el saber técnico e instrumental. Por eso, los autores pretenden desacreditar el mito en cuanto es imprescindible “liberar al mundo de la magia.” A través de alusiones a la Odisea, los autores demuestran que se trata de un círculo vicioso: “el mito es ya iluminismo y el iluminismo vuelve a convertirse en mitología.” En realidad, es posible asemejar al mito con el iluminismo en cuanto ambos buscan establecer verdades absolutas, ambos son totalitarios.
Un aspecto que llama la atención es la importancia de los números y por ende de la ciencia de las matemáticas. Para el Iluminismo, es fundamental que todos los fenómenos puedan ser comprobados y la mejor forma de lograr esto es a través del número. Tal es la importancia que hasta los mitos son analizados desde una perspectiva que involucra el análisis de los símbolos para darles un equivalente numérico. A diferencia de la magia que busca fines mediante la mimesis, el objetivo final del iluminismo parecería ser el dominio del hombre sobre todas las cosas que le rodean. Yo me pregunto, ¿qué sucede con las cuestiones metafísicas que no pueden ser reducidas a un mundo matemático?
 La conclusión de este primer ensayo gira en torno a una situación difícil de comprender. El mito “cumple ya una obra iluminista, del mismo modo el iluminismo se hunde a cada paso más profundamente en la mitología.” Esto debido al efecto de la repetición, cuya importancia sobresale en el Iluminismo y que resulta ser el origen del mito.
Dentro del Iluminismo, el lenguaje también debe limitarse a ser cálculo. Las obras de arte también juegan un rol relevante en cuanto su relación con la ciencia es interesante. Así, ambos sectores son opuestos pero pueden encontrar cosas en común. Mencionaremos a la ciencia por ejemplo, que se convierte en esteticismo. El resultado de esto radica en la inevitable separación de signo e imagen.
  El principio de la fe logra racionalizarse gracias a los Iluminados. Mediante la fe, se busca “conciliar espíritu y realidad.” Eventualmente, la paradoja de la fe se convertirá en una estafa que da paso a sistemas barbáricos que, supuestamente sostenidos por la racionalidad, cometen actos atroces.
Llama la atención la afirmación de los autores de que el iluminismo “es más totalitario que cualquier otro sistema”. Parecería ser que el Iluminismo en realidad es falaz debido a que, al contrario de todos sus dogmas, “el proceso se halla decidido por anticipado.” Probablemente es necesario reconocer que las matemáticas no constituyen la verdad absoluta, como fue sostenido durante esta época. En realidad esto no constituye un triunfo de la racionalidad, sino la aceptación de ciertos datos obtenidos. En la época burguesa, este iluminismo provoca que el trabajo humano recaiga en el poder del dominio donde, al ser un círculo vicioso, nadie termina aprendiendo ni gozando debido a las restricciones. Se trata de “un engaño total de las masas.”
El segundo ensayo se refiere a la industria cultural en la sociedad actual. Así, se habla del poder de este sistema en el cual la televisión, la radio y cualquier medio de comunicación gozan de un rol importante. Parecería ser que los autores alegan que la industria cultural en realidad tiene dominio sobre el ser humano. La racionalidad técnica constituye una racionalidad de dominio en el cual el poder lo goza la industria. Un ejemplo de esto es aquella afirmación en la cual “para el consumidor no hay nada por clasificar que no haya sido ya anticipado en el esquematismo de la producción.” Como si el mismo ciudadano ya no tuviera decisiones que tomar y se encontrara supeditado a aquello que le proporciona la industria cultural.
En la industria cultural el esquema compuesto constituye la realidad. El film, por ejemplo, no deja a la fantasía del espectador ni un solo argumento. Es decir, no permite al público moverse ni pensar y el esquema que proporciona es aceptado inmediatamente como la realidad. La industria cultural es la que fija los parámetros, el lenguaje y el arte.
A pesar de todo esto, la industria cultural sigue “siendo la industria de la diversión.” Esto debido a que goza de poder sobre el consumidor. Yo me pregunto, ¿en qué consiste este amusement que cautiva a las masas?
A la final, la industria cultural se afirma en la imitación y obedece fielmente a la jerarquía social. Le da al consumidor lo que necesita a través de una compleja red de dominación; no obstante, nunca cumple aquello que promete. Para la industria cultural, el ser humano no pasa de ser más que un objeto y su clave para la sumisión de las masas consiste en la repetición. Finalmente, la industria cultural goza de tal poder de dominación que las masas, sin darse cuenta, se encuentran sujetas a un control social estricto que analiza detenidamente el sistema de relaciones sociales.






César Dávila Andrade: sus obsesiones y símbolos

César Dávila Andrade: sus obsesiones y símbolos
Agustín Cueva


Agustín Cueva tiene como objetivo analizar la obra de Dávila Andrade. Así, Dávila Andrade destaca por su literatura que nace a partir de un “sentimiento primario de pesadez biológica.” Parecería ser que los héroes en estos cuentos no se desarrollan entre la sociedad, sino que la tensión es dentro de cada uno de ellos. Héroes atípicos que luchan sus propias batallas, que se hunden en su propia miseria.
Cueva analiza ciertas obsesiones de Dávila Andrade y pretende descifrar los símbolos empleados por el escritor. Así, se enfoca principalmente en la oposición que surge de lo orgánico vs. lo inorgánico y la incesante búsqueda de Dávila Andrade de superar estos conceptos. Lo que Dávila Andrade busca es encontrar un personaje que sea un reflejo de la vida y de lo humano pero que no perezca ni se corrompa. Es interesante comprender el lenguaje empleado por Dávila Andrade a lo largo de los “Trece relatos” y más interesante aún es volver a leer cada cuento conociendo un poco sobre el trasfondo de dichas palabras. Así por ejemplo, la muerte para Dávila Andrade constituye la putrefacción física y por eso se relaciona en gran medida con la carne, el líquido tiene propiedades curativas y la gordura se relaciona con la putrefacción y por ende con lo malo.
También llama la atención la idea del destino que se encuentra reflejada en la obra de Dávila Andrade. Se trata de una posición en la cual el hombre no puede huir de su destino, la muerte. En “El último remedio” es claro que se recalca esto en cuanto el hombre, pese a haber intentado todos los remedios, perece a causa de una extraña enfermedad. Y esta muerte se refiere expresamente a la putrefacción carnal del cuerpo del personaje.
Con la figura del cóndor, Dávila Andrade logra vencer al espacio y al tiempo mediante la creación de una figura que es “un eslabón entre lo animal y lo mineral”. Así, la supuesta oposición entre lo orgánico y lo inorgánica se ve superada con el cóndor. Es también interesante admitir que “El cóndor ciego” constituye un mito ecuatoriano. En cuanto al rol de la mujer, Dávila Andrade logra resaltar una característica esencial de esta en sus cuentos: su naturaleza maternal. Así, las mujeres cumplen un rol de madre, a pesar de ser compañeras por ejemplo. Otro símbolo de Dávila Andrade son las iglesias. Sorprendente puesto que a pesar de ser un lugar de refugio, para Dávila Andrade Dios no existe a menos que sus personajes lo crean así.