Mímesis
Erich
Auerbach
Capítulo VII: Adán y Eva
El
capítulo VII de Auerbach se centra en una conversación tomada de un auto de
Navidad francés de finales del siglo XII titulado Mystere d’Adam. Este capítulo abre el espacio para realizar un
análisis respecto a la traducción de los textos y la importancia de esta actividad.
Sin duda alguna, el texto fue un reto de leer por los múltiples idiomas
empleados.
El
tema central recae en uno de los capítulos más importantes de la Biblia: el
pecado original cometido por Adán y Eva. A partir de este acontecimiento, surge
la historia de la salvación de la humanidad. El texto traducido de este auto de
Navidad presenta detalles que a primera vista podrían pasar desapercibidos. Un profundo
análisis devela una historia completamente distinta a la aprendida en mi
experiencia personal.
Todo
empieza con una conversación previa entre el diablo y la mujer, la cual no se
conoce verdaderamente pero se interpreta como si el pecado ya hubiera sido insertado
en la mujer. Lo que se puede destacar es que tanto en la versión tradicional
como en esta versión, la mujer es un ser inferior que se encuentra subyugada a
la figura masculina. Así, Adán le reprocha a la mujer, en cuanto es él quien
tiene poder sobre esta. El rol del hombre se expone de manera interesante en
cuanto la misión de este es cuidar de la mujer y su inteligencia es considerada
en gran medida por sobre la inteligencia de la mujer.
En
fin, tanto Adán y Eva tienen una conversación respecto a la maldad que el
diablo encierra. Una vez más, la figura de Adán es la de instruir a la mujer,
cuya ingenuidad y curiosidad se asemeja a la de un niño. La serpiente,
conocedora de la inferioridad de la mujer, interviene cuando ve amenazado su
propósito y susurra una orden al oído de Eva.
Es
este punto el más álgido del relato en cuanto se da un cambio de paradigma
completamente radical. La mujer toma la manzana y actúa. Es así como Adán pasa
de dominar a ser dominado por la mujer. En este relato, a Adán “no le queda más
remedio” que probar la manzana al igual que Eva ya que se ve seducido por su
mujer. Eva era la herramienta perfecta, es ella el talón de Aquiles de Adán y a
través de ella el diablo logra su cometido. No obstante, cabe recalcar que el
mérito no es de la mujer sino del diablo al haber interrumpido en el momento clave
la conversación entre Adán y Eva y al haber proferido una orden que Eva se
dispuso a cumplir de inmediato.
Luego
del relato, Auerbach se centra en el lenguaje empleado para explicar la unión
de lo sublime con lo humilde que caracteriza a los relatos religiosos. De esta
manera, el lenguaje empleado es uno coloquial y no difiere de aquel empleado
por la burguesía francesa en sus conversaciones. Auerbach emplea varios
ejemplos como el de Francisco de Asís para demostrar que el lenguaje debe ser
sencillo para que todas las personas puedan acceder al relato. No obstante,
existe una dualidad en las ideas expresadas puesto que si bien parecerían ser
sencillas, todo relato bíblico oculta un enigma a ser descubierto o
interpretado. Por esta razón, Auerbach afirma que se trata de asuntos sublimes
que son redactados para los simples. La última crítica realizada por Auerbach
reside en la posibilidad de crear textos simples sin caer en la “mundanización”
o en un estilo vulgar que termine por retorcer el verdadero mensaje que se
quiere emitir.
Comentario personal:
En
primer lugar, este texto me pregunto con respecto a la función de los
traductores del texto. En mi opinión, cada traducción escoge elementos
importantes y deja de lado otros. También puede ocurrir que las palabras de un
idioma no encuentran reflejo certero en el léxico de otro idioma. Esto me lleva
a cuestionarme la veracidad o al menos la similitud entre el texto original y
el texto traducido. Así, ¿qué partes de la Biblia se han perdido o transformado
al realizar un proceso de interpretación?, ¿tenemos la certeza de lo que leemos
es una copia fiel del original?
Al
leer el relato del pecado original presentado por este auto de Navidad, debo
admitir que me causó sorpresa. En primer lugar, no pensé que las historias de
la Biblia se encontraban tan arraigadas en mí. Así, al leer una versión
diferente me produjo asombro en cuanto para mí, una de las mayores verdades de
la historia en realidad podía interpretarse de otra manera. Verdaderamente leer
el texto me permitió analizar la complejidad y el alcance de esta ideología
insertada en nuestras vidas a tan corta edad. Así, para mí el pecado original
es el relato de mayor importancia dentro de la religión católica y leer una
versión que difiere de lo aprendido, provoca un efecto de ruptura de un dogma
muy arraigado.
En
fin, ¿cuál es la historia verdadera?, ¿cuál es la interpretación correcta? Porque
a mi parecer estos pequeños detalles pueden cambiar radicalmente la concepción
que una persona tiene tanto de este dogma como de la literatura (en cuanto nada
de lo leído puede ser considerado una verdad absoluta, ni la Biblia).
Bibliografía:
Auerbach,
E. Mímesis: la representación de la
realidad en la literatura occidental. México: Fondo de Cultura Económica.
1996.
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