martes, 14 de junio de 2016

El Capote

El Capote
Nikolai Gógol

El Capote es una novela escrita por el ruso Gógol que contiene varios aspectos llamativos. Este análisis se realiza a partir de una primera lectura rápida en la cual pretendo realizar un entendimiento propio de la obra. Posteriormente, se llevará a cabo la lectura de Eichenbaum que permite una reflexión más profunda de esta novela.

En lo personal, considero que el estructuralismo es una corriente utópica al pretender buscar un lector ideal que no tenga ningún tipo de influencia, perjuicio o contexto social al momento de leer la obra. Es por eso que previo a leer la novela, yo como lectora, realicé de manera inconsciente un ejercicio: traté de ubicarme en el contexto social e histórico de la obra con el fin de adentrarme en el relato, en la descripción de los personajes, tiempo y espacio. En realidad no sé si este ejercicio que realizo siempre sea el adecuado o sea aceptable para criticar obras literarias pero lo que sé es que me resulta más práctico al momento de entender a los personajes y a la trama de la historia.

En fin, para leer a Gógol me adentré en la literatura rusa y también en la cultura de esta sociedad, cosa que en realidad resultó curiosa por la falta de importancia del argumento de la novela (este aspecto será analizado más tarde y constituyó un completo cambio de paradigma para mí).

Para empezar, noté que el narrador cuenta la historia a la audiencia o al lector de una manera coloquial, se podría decir que hasta se trata de una narración completamente informal. A lo largo de esta narración, el tono tiene gran relevancia en cuanto el narrador se permite hacer disquisiciones acerca de la moral de la sociedad rusa de la época, presentar a los personajes y pequeños pedacitos de su historia o hasta contar anécdotas que nada tienen que ver con la línea que sigue el texto. Así, Gógol realiza una obra revolucionaria en cuanto de una anécdota simple reconstruye un relato completamente memorable.

El narrador cuenta un suceso en la vida de Akakiy Akakievich, un funcionario público de un departamento ministerial que nunca se menciona. Pareciera que la falta de información se debe a un descuido del autor; sin embargo, los borradores del texto demuestran que la intención de Gógol justamente era ésa. Sin más digresiones, el autor provee ciertas características de este protagonista de “quien apenas si se puede decir que tenía algo de particular.” Gógol presenta a un personaje central que no es un héroe ni un villano, ni siquiera se trata de alguien memorable. Akakievich es un mero funcionario público y para el colmo su posición difiere en gran medida de un puesto de importancia.

A continuación, se relatan ciertos eventos de la vida de Akakievich como el origen de su nombre, el significado de su apellido y un sinfín de singularidades que a primera vista carecen de importancia. Akakievich se desempeñaba en su cargo de copista de manera impecable. Es cierto que copiaba a la perfección pero también es cierto que no demostraba habilidad para ninguna otra tarea. Por esta y muchas razones más, sus compañeros de trabajo encontraban en él un objeto perfecto para sus burlas. Cuando esto sucedía, el pobre bajaba la cabeza y a menos que se trate de alguna burla que le impida seguir con su trabajo, simplemente ignoraba los comentarios.

Cabe recalcar la falta de interés del protagonista en cualquier tipo de evento social. Nunca iba al teatro o a fiestas. Su única pasión era la de copiar y se puede ver en la personificación de Akakievich ese espíritu de resignación de aquellas personas que se alegran con la simpleza de sus vidas.

Un día, Akakievich siente un dolor en su espalda y en su hombro cuyo origen se encuentra en la falta de utilidad de su capote. Aquí es importante mencionar que el frío de Petersburgo es un elemento primordial del relato y se despliega a lo largo de este. A causa del imperioso frío que se acercaba, el protagonista cae en cuenta de la importancia de arreglar el capote. Acude a la casa de Petrovich para que este remiende su abrigo. Estos intentos son vanos ya que dos veces (una sobrio y otra con una resaca insoportable) Petrovich se niega a arreglar el capote. Al contrario, convence a Akakievich a invertir en un nuevo capote que él mismo crearía.

Es este punto el que marca un antes y un después de esta novela. La decisión de pagarse un nuevo capote cambia completamente a Akakievich, demostrando la relevancia de este  evento en la vida del funcionario público. Para poder costear el capote, el protagonista se priva de muchas necesidades básicas y aprende el significado del sacrificio con fin de adquirir un bien material.

Dos semanas se tarda Petrovich en realizar el capote y cobra la módica suma de doce rublos. Akakievich definitivamente ve su sueño cumplido en el capote. ¡Es todo lo que él esperaba y más! Este evento es de tan importancia en el relato que gracias al nuevo capote se realiza una reunión en casa de un funcionario. Akakievich decide ir no sin antes presentar varias excusas. Para llegar al lugar, Akakievich debe recorrer toda la ciudad y en este punto se juega con un elemento esencial: la luz. El protagonista debe salir de la oscuridad que representa su hogar y dirigirse a la luz que representa el hogar de los ricos. Al llegar allí, Akakievich toma dos copas y decide regresar a casa.

En el camino a casa, Akakievich es víctima del robo del capote. Así como el capote fue su mayor alegría, la pérdida de este resulta para el protagonista su peor desgracia. Akakievich realiza múltiples diligencias para recuperar el abrigo, todas de estas infructuosas. Hasta acude a un alto funcionario, quien a pesar de tener un buen corazón lo trata de manera despiadada por no seguir el proceso adecuado. Cansado y sin su capote, el protagonista enferma y muere.

Pero este no es el final del relato. Gógol sorprende al lector para relatar un final que incluye un fantasma en busca de su capote, admitiendo que se trata de un desenlace un tanto fantástico. El fantasma deja de realizar apariciones cuando se roba el capote del general.

Comentario personal:

A lo largo del resumen del relato he emitido ciertos comentarios. Algo que me llama la atención de la novela es que si bien podría ser tratada como realista, no lo es. Esto me confundió al principio pues consideré que se trataba de una obra del realismo en cuanto relataba y describía la sociedad rusa de la época, los vicios como el alcohol, criticaba la extrema burocracia o recalcaba el frío como elemento crucial en la vida cotidiana de cualquier ruso. ¡Qué lejos me encontraba de una verdadera interpretación a la obra de Gógol! Es cierto que todos estos elementos se encuentran presentes a lo largo de la obra, pero Gógol no pretende desarrollar un argumento sino presentar un relato directo en el cual los mínimos detalles resultan ser lo más importante. Creo que esta es la gran magia de este relato y el logro del autor.

Esta novela (no se llama así en español sino que simplemente traduje el término francés e italiano) es una sátira. Desde la presentación de los personajes hasta la descripción de lugares o eventos pretenden ser cómicos. Esto se muestra claramente en la importancia del capote a lo largo de la historia. Tan relevante es el abrigo que cambia completamente al personaje principal la simple idea de adquirir un capote nuevo. Un evento que sería irrelevante para muchos, constituye la trama principal del relato.

También me sorprende las críticas que se realizan a la sociedad rusa a lo largo de la obra. Si bien probablemente este no era la intención del autor, el lector rescata ciertas críticas fuertes a la extrema burocracia, a las instituciones como la policía y a la humanidad. Este último me asombra puesto que Gógol permite analizar a aquellas personas que se burlan del más débil o que escogen a una víctima de sus bromas con el fin de sentirse superiores.

Más allá de esto, la mera existencia del protagonista pareciera carecer de importancia para sus allegados. Tanto así que a la muerte de Akakievich sus compañeros no lamentan la pérdida sino que simplemente lo reemplazan por otra persona. Esto me recuerda un poco a la muerte de Gregorio Samsa en La Metamorfosis, hecho que constituye un alivio para sus familiares. Como si en vez de contribuir en algo, tanto Samsa como Akakievich simplemente hubieran sido poco más que un estorbo para sus cercanos. No tan cierto en Akakievich, pero hago esta burda comparación con el fin de denotar la carencia de importancia que implicaba la existencia del protagonista para sus allegados. Este elemento constituye una clara deshumanización del hombre.

Así, en medio de eventos cómicos – desde la elección de nombres hasta las anécdotas – Gógol convierte el relato entero en una sátira que contiene ciertos elementos aleccionadores. El autor logra mezclar comedia con un poco de tragedia –el lector en realidad siente compasión al leer de la pérdida del capote-. Logra también criticar a varias instituciones rusas – la burocracia, los altos puestos de los funcionarios, la manera en que deben portarse las personas importantes para “hacerse respetar”, entre otros-. Todo esto a través del relato de una simple anécdota de un abrigo.  






No hay comentarios:

Publicar un comentario