El gato negro y El retorno de lo
reprimido
Edgar Allan Poe
Leer a Poe resulta una
experiencia totalmente fascinante. Este maestro del cuento del terror sabe exactamente
la manera de crear escenarios y personajes de intriga. La trama, por supuesto,
no se queda atrás. A Poe no se es posible leerlo sin sacar algún tipo de
interpretación puesto que el contenido de sus obras permite al lector divagar
con respecto a las causas de la actitud de los personajes, a los desenlaces,
entre otros aspectos.
El cuento del gato negro se
presta en gran medida para realizar una crítica desde el psicoanálisis,
especialmente desde el concepto del “retorno de lo reprimido.” Es cierto que no
he estudiado a fondo esta área del psicoanálisis pero a breves rasgos, el
retorno de lo reprimido es un mecanismo por el cual los recuerdos o contenidos
reprimidos que han sido expulsados de la consciencia, vuelven a reaparecer de
maneras extrañas. Como ejemplos tenemos los sueños o las fantasías oníricas
diurnas. Todas estas, representan expresiones del inconsciente que buscan salir
afuera.
El gato negro trata sobre
un hombre, cuyo nombre desconocemos, que escribe desde su celda en la prisión.
Este hombre no espera que su historia sea creíble, pues claramente no lo es.
Solamente busca relatar los hechos ya que al día siguiente morirá, su sentencia
así lo establece. La primera pregunta que el lector se realiza concierne a la
procedencia del hombre y a la causa de su condena. Resulta curioso también
analizar la parte del íncipit en la cual el hombre manifiesta que
definitivamente no se trata de un sueño.
Continuando con el relato,
el hombre se describe a sí mismo desde la infancia como una persona dócil y muy
buena. He aquí la razón de su pasión por los animales: estas criaturas sí son
fieles, no como el hombre. Junto a su esposa que compartía la misma pasión,
adquirieron varias mascotas entre las cuales se encontraba el gato Pluto, su
favorito.
El hombre, cuyo nombre
desconocemos, fue perdiendo su carácter bondadoso a causa del alcohol o como él
lo llama el “demonio Intemperancia.” La maldad se apoderaba de él bajo efectos
de esta droga y un día llegó a lastimar a Pluto, arrancándole el ojo. El
sentimiento de culpa cede paso al sentimiento de irritación (asumo que el gato
reflejaba en el protagonista aspectos brutos y hostiles de su carácter y una
grave deformación de su previa personalidad). La irritación adquirió un aspecto
tan trascendental en la vida del hombre, que presa del pánico, mata a Pluto a
sangre fría. Un detalle que Poe deja suelto es el destino final del cuerpo del animal.
Este no será el primer delito del hombre.
Debido a un gran incendio,
el protagonista pierde todas sus posesiones terrenales. Es relevante recalcar
que todas las paredes, excepto una, se habían desplomado. En esta única pared,
se encontraba impresa la figura de un gigantesco gato. El protagonista no cae
presa del pánico y se reconforta a sí mismo buscando explicaciones lógicas para
tal suceso.
Con el paso del tiempo, el
hombre buscó a un animal que supla el vacío que Pluto dejó. Una noche, en el
bar al que acudía, encuentra un gato similar a Pluto y se lo lleva a casa.
¡Quién hubiera sabido que esta criatura iba a ser causa del suplicio del
protagonista!
Poco a poco, el protagonista
vuelve a sentir odio por el animal. Esto debido a una mancha blanca en su
estómago que asemeja a un patíbulo (¿acaso es una proyección de lo que le va a
pasar al protagonista?) El temor a la mancha aumentaba con el hecho de que al
gato también le faltaba un ojo. En un intento desesperado de reprimir sus
sentimientos de terror y culpa, el protagonista anhela la muerte del gato. Un
día, el gato casi le hace caer de las escaleras, lo cual constituye excusa
suficiente para validar su muerte. Ante la fuerte oposición de su esposa, el
protagonista, presa de la cólera, mata a su mujer. Este delito no pesa sobre el
hombre, quien busca la mejor estrategia para no ser descubierto. Así, empareda
el cadáver en el sótano justo en aquella pared que sobrevivió al incendio. No se conoce el destino del gato, solamente
se sabe que no molesta más al protagonista y de ello se desprende que se ha
esfumado.
Las investigaciones
empiezan y el protagonista goza de una sensación de triunfo por el éxito de su
escondite. Este sentimiento de éxtasis hace que el hombre afirme a las
autoridades la excelente composición de las paredes. Ese preciso instante, se
escucha un aullido agudo proveniente de la pared donde se encuentra el cadáver
de su mujer. Por supuesto, se descubre el cadáver pero lo más sorprendente es
encontrar al gato vivo. ¡El protagonista lo había emparedado!
A lo largo de este cuente
es posible detectar el inconsciente del hombre en varias circunstancias. Pareciera
como si este retorno de lo reprimido se dejara vislumbrar a través de ciertas
acciones del hombre. En primer lugar, es claro que el alcohol es un elemento
que da paso a que aquellos deseos reprimidos salgan a la luz. El ego es quien
se deja percibir a través de la docilidad y bondad del hombre. Al contrario,
con el alcohol, el hombre se vuelve hostil y sádico, sacando a relucir sus
deseos más íntimos.
Hay otras ocasiones en que
sale a relucir el retorno de lo reprimido. Una de ellas es la visión del
relieve del gato Pluto en la pared. Semejante hecho aterrador parece ser una
manifestación de la culpa y el remordimiento del protagonista. Ni se diga de
los sueños o de su constante paranoia después de este evento. ¿Acaso el
asesinato del gato es causa de todos sus males?
Tal grado adquiere este
terror, que a manera de reivindicación adopta otro gato similar. Este gato es
un elemento simbólico que representa la constante presencia de Pluto y un miedo
permanente a los hechos relacionados con el asesinato de este. La repetición de
un personaje, como el gato, aumenta el grado de terror del protagonista y
pudiera ser un reflejo de su inconsciente atormentado que no lo deja en paz. No
hay que dejar de lado la mancha blanca del gato, que a su vez constituye otro
episodio del retorno de lo reprimido. A través de la mancha, el protagonista,
de manera inconsciente conoce su destino en caso de ser atrapado.
¡Cómo olvidar el final! Creo
que el desenlace de la historia constituye la pieza final de una obra maestra.
¿Cómo entró el gato ahí? El mismo protagonista admite que lo emparedó, pero no
parece que lo recordaba antes puesto que este detalle no se precisó a lo largo
del relato. Es claro que se trata de una representación del retorno de lo
reprimido en cuanto el inconsciente del protagonista se hace presente a través
de una fantasía diurna. Por último, nos queda preguntarnos si nuestro
inconsciente, como el del protagonista, es sumamente vil.
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