martes, 28 de junio de 2016

Marxismo y vampiros: un análisis de la economía política de los muertos y Drácula


La economía política de los muertos: la metáfora cognitiva de los vampiros en Marx
Marcos Neocleous

Desde que observé el syllabus de la clase me intrigó esta semana dedicada al marxismo y su relación con los vampiros. Me preguntó varios días, ¿existe tal relación o acaso se trata de una interpretación completamente descontextualizada y forzada? Probablemente por esta razón el artículo que se va a analizar atrajo en gran medida mi atención.
El artículo inicia aceptando la “opinión generalizada que relaciona vampiros y capital”, pero el verdadero aporte del autor radica en comprender dicha afirmación dentro del contexto de la economía política de los muertos. Varias obras de Marx hacen alusión a los vampiros, a los temidos chupa sangre, a aquellos muertos vivientes. En “El Capital”, por ejemplo, Marx emplea esta fuerte imagen en tres formas distintas: con el fin de estudiar a la legislación contra los vagabundos, para referirse al horror que vivieron las tribus colonizadas, y para establecer una semejanza con la clase burguesa para con los obreros.
Considero que la última es la más importante y la que se refleja a lo largo de toda la obra de Marx. Es esta lucha de clases la que inspira a Marx a emplear una metáfora que alude a la muerte, al horror y a la desgracia para convencer, para crear teoría política. En este punto, cabe recalcar la falta de estudio que los críticos han demostrado hacia el análisis de la metáfora del vampiro. Es decir, no por nada Marx alude a esta figura acaso fantástica para sostener sus argumentos. ¿Por qué el vampiro y no otra figura?
Para comprender el por qué es necesario entender primero la metáfora de Marx. En palabras de Marx, “el capital es trabajo muerto, que como un vampiro, vive solo de chupar trabajo vivo.” Es decir, el vampiro resulta ser el capital que succiona poco a poco la vida de los trabajadores, de la prole. Marx también alude a la figura del vampiro al hablar con respecto a la jornada laboral y al trabajo infantil.
Pero no es suficiente admitir esto, es también necesario comprender la razón por la que se escoge esta figura. El vampiro sin duda alguna es un personaje ambiguo. No representa a los vivos pero tampoco se encuentra en el mundo de los muertos. Se trata de un muerto viviente que regresa al mundo terrenal con el fin de chupar la sangre de los vivos, en este caso la prole. Así, el capital tal como el vampiro, no logra saciar su necesidad de sangre, de trabajo.
Muchos han pretendido justificar la inclinación de Marx hacia el vampiro. Algunos afirman que se trata de un recurso literario, pero esta explicación no es suficiente. Otros que el vampiro era un “personaje literario popular en el siglo XIX” y que eran un reflejo del Otro, de los marginados. Así, el vampiro representaría desde los judíos hasta los homosexuales. Esto es difícil de sostener puesto que Marx en su obra no da gran relevancia ni a la religión ni a personas con distintas inclinaciones sexuales. Es posible también alegar que Marx se refiere a los vampiros porque este personaje se encontraba en boga durante la época. Cierto, pero nuevamente no es suficiente.
La verdad es que el vampiro es empleado en una relación de poder que reside en el burgués vs. el proletariado. El burgués o vampiro busca succionar los placeres, las pasiones del proletariado. El vampiro, si bien no es real, refleja una realidad: el abuso del burgués hacia el trabajador. Las autoridades son los vampiros y no viceversa como sugería Rousseau.
Ahora bien, considero que es necesario reconocer la oposición de términos trabajo muerto vs. trabajo vivo como una clara evidencia de la economía política de los muertos  que sostenía Marx. El capital “no es más que trabajo acumulado”, trabajo muerto. Así, el capital lo que logra es que el trabajo muerto exista a costa del trabajo vivo y no viceversa. La figura de la muerte juega un rol preponderante en la obra de Marx en cuanto todo lo que se relaciona con este concepto debe ser desechado, erradicado de la sociedad. De esta manera, el capital como la muerte busca succionar la vida de los obreros. Al emplear esta metáfora, Marx logra gran intensidad en su obra. No se trata solamente sobre teoría política, es un asunto de vida o muerte.
Marx alega a los sentimientos de la prole al evocar el tema de la sensibilidad. El ser humano es una especia sensible que puede ser corrompida por el capital. El resultado de dicha corrupción sería dejar de “sentir como una criatura viviente” y ser dominado por los muertos. Una vez más, se trata de un tema de vida o muerte. En este punto considero necesario recalcar la astucia de Marx como escritor. Su teoría política convence porque evoca el tema de mayor relevancia en nuestra sociedad. Así, el que sigue al capital sigue a la muerte mientras que el que sigue a los ideales comunistas sigue a la vida. Por supuesto, la figura del vampiro cumple con dicha tarea así como también lo hace el fetichismo de la mercancía. ¿Qué mejor forma de convencer?
La frase que condensa todo el artículo es aquella que afirma que “el vampiro como monstruo demuestra tanto la capacidad del capital como advierte su peligro.” Siendo así, ¿quién quiere caminar hacia la muerte?

Drácula

A continuación pretenderé analizar el primer capítulo de “Drácula” a la luz del artículo previo. En primer lugar, me gustaría reconocer que este libro no ha sido el texto que dio origen al tema de los vampiros. Existía literatura previa que se refería a estos personajes; sin embargo, “Drácula” es el libro icónico sobre vampiros.
Lo que primero llama mi atención es la voz desde la cual se cuentan los hechos. El narrador es el protagonista: Jonathan Harker. Es lógico entonces que la narración se desarrolle en primera persona. Este recurso literario logra crear cierta conexión con el lector, como si estuviésemos a punto de leer un diario íntimo y personal (lo cual en realidad sucede puesto que se trata de un diario).
El lector siente también que la historia que va a ser contada es misteriosa y en cierto modo espeluznante. Esto puede ser detectado por el lenguaje empleado, por los sentimientos de intriga del protagonista y por la actitud de los personajes.
El viaje de Jonathan Harker apenas es explicado. Lo único que se conoce es que realiza un viaje de negocios en el cual su objetivo es ir al castillo del Conde Drácula. Este sin duda es el primer punto de reflexión para el lector que se cuestiona respecto al negocio a realizar, al pasado del Sr. Harker, a su personalidad. Se conoce también que Harker esta íntimamente relacionado con Mina y que escribe para ella en cierto modo.
El primer capítulo cuenta el recorrido de Harker hasta el castillo de Drácula. De cierta manera, se trata de una introducción al libro y a los hechos que van a acontecer en el castillo. Es cierto que el espacio que se detalla a lo largo del primer capítulo no será el escenario de la historia, pero también es cierto que el recorrido permite al lector adentrarse poco a poco en el misterio que rodea a Drácula. Para llegar a Transilvania, el destino final, es necesario realizar un largo recorrido. Y es este recorrido el que permite al lector constatar un juego de luces. A medida que se acercan a Transilvania, el espacio va oscureciendo, hasta llegar a la penumbra total, a la Nada.
Si se toma en cuenta que todavía no se conoce que el Conde Drácula es el vampiro, son varios los elementos que introducen este tema. Para empezar, Harker destaca que aquella región se caracteriza por una población supersticiosa. Por supuesto, Harker es escéptico a estos comentarios y lo que pretende es analizar la raíz de dicha conducta una vez que llegue donde el “conocedor” Conde Drácula.
El Conde Drácula parece ser un personaje temido. Empecemos por su título de conde. Probablemente y a diferencia de Marx, este vampiro pertenece a la aristocracia y no a la burguesía. Sin embargo, es curiosa la reacción que el nombre de Drácula produce en las personas, como si su simple nombre evocara el horror. Estas demostraciones de terror ya por sí constituyen una advertencia para el protagonista. Más aún cuando se menciona la festividad de San Jorge y su relación con el demonio. Harker se pregunta hasta qué punto llega la superstición de esta sociedad.
Con el fin de aumentar la intriga de la novela, el autor introduce una seria de repeticiones interesantes entre las cuales se destacan los aullidos. Harker ya escucha un aullido durante la primera noche de su viaje. El concepto y la entendimiento que tenemos de aullido nos permite inferir que un animal realiza este acto ante una posible amenaza. Se trata definitivamente de una advertencia para Harker. Los aullidos se repiten nuevamente a lo largo de todo el viaje y terminan con un coro de perros aullando lastimera y desesperadamente. El peligro es ahora inminente.
Anteriormente ya se mencionaron algunas advertencias dirigidas a Harker, ahora analizaremos aquella que se desprende del diálogo entre unas personas del pueblo. Durante la conversación, Harker comprende palabras como Satanás, infierno o vampiro. Acompañado de estas palabras se encuentra un profundo temor al lugar al que se dirige el protagonista y la bondad característica de las personas de pueblo, quienes obsequian crucifijos a Harker. Estas advertencias se repetirán a lo largo del viaje a tal punto que el cochero llega una hora antes al encuentro del carruaje de Drácula con el fin de evitar que Harker se dirija al castillo.
Hay algo interesante en esta insistencia de los pueblerinos hacia con Harker. No quieren permiten en lo posible que el inglés se encuentre con el Conde. No puede ser únicamente bondad lo que inspira estos actos. Parecería ser que a todos interesa esto y que una vez que Harker se encuentre con el Conde se producirán efectos que involucrarán a la comunidad entera. Así se explica la desesperación en evitar este encuentro.
La frase que más me impacta es aquella en la cual el cochero afirma que “los muertos viajan velozmente.” ¿Será cierto que Harker se dirige voluntariamente a su propia muerte? Harker se sube al carruaje enviado por Drácula y parece que todo cambia. El espacio se vuelve oscuro y frío como si se tratara de un preludio de lo que va a suceder. Un aspecto que no me queda claro es la llama azul. Esto me permite inferir que si la llama roja es la que generalmente vemos “los vivos”, la llama azul parecería algo tétrico, algo típico del Hades.
Me cuesta todavía relacionar este capítulo con el marxismo. Primero porque como sostuve previamente, parece que el vampiro que se materializa en el Conde Drácula responde a la aristocracia y no a la burguesía. Puedo soportar esta diferencia si logro constatar que, como el capital para Marx, este vampiro succiona la vida de comunidad entera que le rodea. De esta manera se explicarían tantos crucifijos camino a la morada de Drácula, ¿acaso han muerto ya miles de personas?
También es posible establecer una relación en cuanto se siente una especie de pobreza que pulula en la sociedad. Parecería ser que todos en cierta forma trabajan para Drácula pero al mismo tiempo sienten un terror hacia este. Y en fin, es Drácula el único que tiene hasta un castillo.
Para mí lo que más le aproxima al marxismo es esa conexión con la muerte. El vampiro representa claramente el mundo de la muerte. Pero tan muerto no está, en realidad es de muerto que vive a costa de los vivos. Todo aquel que vaya al castillo está condenado, está muerto. Y en esto se encuentra la desesperación de la comunidad (la prole para Marx) en evitar el encuentro de Harker con el Conde. Una vez que llegue ahí estará muerto y el poder del conde será mayor (así como el poder del capitalismo será mayor en cuanto más adeptos tenga). Así se justifica la reacción de las personas, luchan por la vida de Harker y luchan por el comunismo para Marx.







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