martes, 28 de junio de 2016

Manifiesto del Partido Comunista

Manifiesto del Partido Comunista
Marx y Engels

El manifiesto del Partido Comunista es probablemente uno de los libros más representativos de teoría política. Es interesante el estudio de este libro puesto que más allá de acercarnos al comunismo también se presta para analizar la forma en la cual Marx y Engels emplean un discurso persuasivo. Para esto por supuesto, los autores recurren a varios recursos literarios.
“Un espectro se cierne sobre Europa”. Así empieza el Manifiesto con una especie de fuerza brutal que pretende penetrar el alma del lector. Iniciar alegando que el comunismo se trata de un espectro reconocido y temido por las potencias implica afirmar que el movimiento en expansión está adquiriendo fuerza.
El primer capítulo “burgueses y proletarios” establece un dogma del marxismo: la historia de la humidad se puede resumir en una constante lucha de clases. Patricios vs. plebeyos, reyes vs. pueblo, señores feudales vs. esclavos, etc. Interesante esta afirmación puesto que de ser así, el comunismo recaería en el mismo círculo vicioso sin fin. En caso de que gane el proletariado, se conformará una nueva lucha de clases porque es necesario aceptar que el ser humano siempre está en busca de poder y no se contenta con ser igual a los demás. Hay algo intrínseco en nuestra humanidad que nos obliga a buscar más que los demás.
Marx se enfoca en describir la burguesía y la manera en que está ha penetrado en el mundo, configurando y creando nuevas instituciones. Marx sostiene que es este sistema el que obliga a los hombres a “contemplar con mirada fría su vida y sus relaciones con los demás.” Esto se vería demostrado con el origen de necesidades nuevas que satisfacer, como si este fuera el inicio del temible consumismo.
Entre los problemas de la burguesía y en este punto admito que concuerdo con Marx, se encuentra la explotación a los trabajadores, el trabajo infantil y el gran movimiento de masas desde las zonas rurales a las zonas urbanas. De los dos primeros considero que la Revolución Industrial, en su afán de competitividad, fue una época que oprimió a los sectores pobres.
Ahora bien, la solución de Marx a todos estos males de la burguesía reside en un explícito llamado a la violencia. Solamente a través de la violencia el proletariado logrará destruir todas las bases de la burguesía. Lo que propone Marx es una verdadera revolución puesto que implica derrocar todo el sistema para instaurar uno completamente nuevo.
Para convencer aún más a los obreros para unirse, los autores emplean una metáfora. El obrero no es más que una mercancía cualquiera dentro del sistema burgués. El obrero solo sirve para trabajar y por ello su salario cubre únicamente necesidades básicas. No solamente esto, pero también Marx recalca que una vez que existan máquinas modernas, el trabajador será despedido. Por supuesto, esto contiene un mensaje subliminal: si no te unes al comunismo, tarde o temprano la burguesía te eliminará.
Los autores realizan una especie de proyecto en el cual intuyen la manera en la cual el comunismo, como movimiento político, se va a apropiar del Poder. Al principio serán obreros aislados, luego se unirán por ramas y finalmente por países. ¡De eso se trata una verdadera revolución!
Otra estocada maestra es la afirmación de Marx al alegar que la burguesía lucha incesantemente contra distintos grupos sociales y emplea como ejército al proletariado. Esto obliga a pensar al lector que la burguesía existe gracias al proletariado y que una vez que estos se rebelen, la burguesía no tiene forma alguna de defensa. Como los proletarios no tienen nada que perder, en realidad unirse a este movimiento no puede sino aportar beneficios.
En el segundo capítulo, los autores se enfocan en establecer una relación entre los proletarios y los comunistas. Así, “los comunistas no se distinguen de los demás partidos proletarios más que en esto: en que destacan y reivindican siempre […]” Por supuesto, este texto es un manifiesto que pretende adquirir adeptos a sus filas y por ello el lenguaje empleado debe ser convincente. Al fin y al cabo, estamos hablando sobre el futuro del proletariado, la clase más débil de la época. Como siempre he sostenido, es fácil convencer a aquel que nada tiene que perder, que nada tiene que defender. Y qué mejor forma de hacerlo que mediante un partido que tanto promete para con los oprimidos.
El objetivo de todo movimiento es adquirir Poder, y en esto no difiere el comunismo. Desean adquirir poder con el fin de abolir el régimen vigente e instaurar un nuevo sistema. El primer paso será la erradicación de la propiedad privada como institución. Esto porque en realidad no es propiedad privada sino propiedad que ha sido adquirida gracias al sacrificio y trabajo del proletario. El segundo paso reside en las condiciones de trabajo. En el comunismo el trabajo muerto servirá al trabajo vivo y no viceversa. Los comunistas buscan un cambio total y esto incluye instituciones como la familia, la educación la religión y por supuesto el trabajo. Debo admitir que probablemente en aquella época el manifiesto provocaría una especie de hipnotismo con el fin de atraer al proletario y convencerlos de luchar juntos. Sin duda alguna, la teoría política de este movimiento tiene tintes persuasivos.
Una vez que se encuentren en el Poder, los comunistas despojarán “paulatinamente a la burguesía de todo el capital, de todos los instrumentos de la producción, centrándolos en manos del Estado.” Hemos sido testigos ya de ciertos intentos fallidos de la aplicación del comunismo. Buscan centralizar toda producción en manos del Estado para así abolir la producción privada. Hay algunas maneras de alcanzar el verdadero comunismo que han sido sugeridas en este manifiesto. Por supuesto, encontramos a la expropiación de la propiedad privada, la centralización del crédito, la nacionalización de los transportes, etc. ¡Pensar que Marx crea una especie de guía para la implantación del comunismo!
El fin último es la desaparición del Estado. Una vez que se haya cambiado por completo el sistema, el Estado será innecesario puesto que no habrá antagonismo de clases. ¿En realidad fue Marx tan ingenuo en pensar que puede destruir el círculo vicioso de la lucha de clases?
Adicionalmente, los autores se concentran en detallar los distintos tipos de literatura socialista y comunista. Así, pasamos por conocer el socialismo feudal, el socialismo pequeño burgués, el socialismo alemán y el socialismo burgués como intentos insuficientes de cambio. Todos estos movimientos son falaces y en realidad recaen dentro de lo reaccionario y no de lo revolucionario. Por estas razones Marx desacredita en cierta forma a estos movimientos. Con respecto al comunismo utópico, Marx alega que se este movimiento profesa un “ascetismo universal y un torpe y vago igualitarismo.” El verdadero problema de esta corriente es que desean implantar sus deseos a través de medios pacíficos. ¡Cómo si aquello fuera posible!
En el último capítulo, los autores establecen la actitud de los comunistas ante los otros partidos de la oposición. Como todo movimiento en busca de adeptos, el comunismo está dispuesto a abrir sus brazos a otros movimientos opositores contra el régimen político imperante. El libro termina con un llamado a todos los proletarios a unirse a esta sublime causa.
Lo que más me asombra del texto es la capacidad de persuasión que los autores emplean a lo largo de sus líneas. Esta obra doctrinal es un llamado directo a la violencia como la única forma de derribar al sistema imperante. ¡Qué peligrosa manera de atraer y conducir a las masas! En la teoría parecería ser factible que un sistema comunista proporcione una mejor vida al ciudadano. Yo me pregunto, ¿por qué los intentos de comunismo en el mundo no han sido exitosos?, ¿acaso no es posible cumplir en la práctica estos objetivos?






No hay comentarios:

Publicar un comentario