Cómo
está hecho El Capote de Gógol
Boris
Eichenbaum
Eichenbaum
realiza un análisis comprensivo sobre la obra de Gógol “El Capote”. A lo largo
de tres apartados, Eichenbaum proporciona al lector ciertos parámetros a
considerar antes de tratar de realizar una interpretación propia de la obra. Eichenbaum
también se adentra en ciertas figuras literarias empleadas por Gógol y en el
estilo del escritor ruso.
I
Eichenbaum inicia
recalcando la importancia del tono personal del autor en cuanto gracias a este se
puede determinar si se trata de un relato directo o si este aspecto simplemente
tiene un papel auxiliar. De acuerdo a Eichenbaum, si el argumento tiene por
función ligar ciertos procedimientos estilísticos, entonces “las naderías se
tornan esenciales.” Este es el caso de Gógol en “El Capote”, el cual constituye
un relato directo. La obra gira en torno a un argumento central cualquiera: un
capote. Se deja a un lado el tratamiento del tema y este sirve simplemente como
un esqueleto de la obra; no puede existir sin un argumento pero la sustancia o
la verdadera relevancia de la obra no reside en el argumento. Es interesante
aprender que Gógol podía crear una historia de cualquier anécdota y que hasta
el hecho menos relevante podría ser objeto de un cuento. Así, Gógol puede ser
refrescante para el lector pues presenta argumentos no explorados en la
literatura que se desarrollan a través de relatos cómicos (¿desde cuándo un
capote constituye el elemento principal de la obra?).
Eichenbaum
también destaca la capacidad de declamación de Gógol. Así, podía realizar una
lectura simple y a momentos pasar a una lectura más dramática, sin perder nunca
la atención de la audiencia. Más adelante, Eichenbaum demuestra el gran ingenio
de Gógol al escoger los nombres de sus personajes. Los nombres eran tan
importantes para el escritor ruso que debían ser elegidos minuciosamente.
Además, Gógol siempre encontraba la manera de encontrar nombres cómicos pero
también que cumplan con un ideal fonético.
En este
apartado es posible percatarse que Eichenbaum considera que el argumento
central de la obra no tiene otro objetivo que el de servir como campo para que
Gógol pueda desplegar varios elementos estilísticos.
II
El segundo
apartado tiene por objetivo destacar los procedimientos principales de la
narración de Gógol. De esta manera, Eichenbaum resalta la utilización de
retruécanos por parte de Gógol. Un ejemplo de estos es el mismo nombre del
protagonista: Akakiy Akakievich. Gógol logra introducir la sátira hasta en el
mínimo detalle como los apellidos de ciertos personajes.
Para
Eichenbaum, los retruécanos dan paso a que se disfrace una absurda lógica. Todo
esto se realiza a través de la gran cantidad de detalles que pretenden
“esconder” lo cómico. Nuevamente Eichenbaum exalta la manera minuciosa de
escribir de Gógol en cuanto toda palabra se encuentra en la obra por una razón,
el autor controla hasta el mínimo detalle y lo encauza a producir una obra
cómica. Por ejemplo, “la naturaleza cómica de estos nombres no proviene de su
carácter inhabitual […], sino de los motivos que condujeron al autor a elegir
el nombre.”
A lo largo de
esta reflexión, Eichenbaum destaca varios ejemplos tomados de la propia obra de
Gógol con el fin de fundamentar sus aseveraciones. Uno de ellos que me llamó la
atención fue el de la descripción del personaje principal: Akakievich. Se
realiza tal descripción basada en la semántica fonética, que resultaría difícil
retratar al personaje con la información que Gógol brinda. Esto demuestra que
“Gógol utilizaba a veces una palabra sonora únicamente para obtener cierta
armonía.”
Tener la
oportunidad de analizar pedazos de borradores previos de la obra de Gógol es
inigualable. Esto permite comprender la búsqueda del autor de lograr una
redacción formalmente perfecta. Los borradores difieren en gran medida del
original; en realidad, el contenido pretende transmitir lo mismo pero la forma
en la que se dice cambia radicalmente. Esta capacidad estilística de Gógol se
presenta también en los diálogos. Mientras que Akakievich emite palabras que
podríamos imaginar en la boca de un personaje así, Petrovich personifica todo
lo contrario pues su lenguaje es “conciso, riguroso y sólido.”
Otro aspecto
importante reside en las anécdotas digresivas que introduce Gógol en su obra. El
narrador se aparta usualmente de su línea de relato con el fin de contar
ciertas experiencias individuales de los personajes. Esto sucede con frecuencia
y tenemos por ejemplo el bautizo del protagonista. Asimismo, el autor introduce
diálogos familiares que acercan al narrador y al lector en una especie de
complicidad. Es cierto que el narrador también emite ciertos juicios de valor a
lo largo de la obra, pero esto pareciera conceder un tono informal al relato y
lograr una aproximación con su audiencia. Las técnicas empleadas por Gógol permiten
que el texto tenga por resultado un efecto grotesco donde se alterna la comedia
con el sufrimiento.
III
A lo largo del
último apartado, Eichenbaum afirma que el relato de Gógol es de carácter mímico
y declamatorio. Lo que me llama la atención del análisis de Eichenbaum es que
rescata el carácter grotesco de la obra de Gógol. Así, la narración cómica “es
repentinamente interrumpida por una digresión melodramática […]” En verdad,
este es el efecto que produce Gógol en el lector: me puedo encontrar riendo con
los nombres cómicos para poco después sentir compasión del trato de los
compañeros de trabajo hacia Akakievich.
También resalta
la propuesta de Eichenbaum: “ni una sola obra literaria puede ser en sí una
expresión directa de los sentimientos personales del autor, sino que es siempre
construcción y juego […]” Esto quiere decir que la obra debe ser analizada como
un procedimiento artístico y no como una consecuencia de los sentimientos del
autor.
Finalmente,
este efecto grotesco tiene su máxima representación en Gógol al momento de
proporcionar a cada detalle una dimensión gigantesca. Así, se busca siempre
exagerar los detalles logrando dar importancia a lo insignificante y minimizar
lo importante. El final de la obra también puede ser objeto de debate en cuanto
se aleja de lo real y entra al mundo de lo fantástico. Pero, ¿acaso no toda la
obra tiene tintes fantásticos?
Comentario personal
El texto de
Eichenbaum resulta refrescante en el sentido de que proporciona información
adicional sobre El Capote y puede constituir una guía para el lector que
pretende entender a profundidad el cuento. Durante mi primera lectura del
cuento, pude notar ciertos elementos cómicos y melodramáticos, pero se escapó
de mi imaginación el pensar que cada palabra fue escogida para causar un efecto
específico en la audiencia. Esto se detalla a través del análisis de los
borradores y la colosal diferencia entre uno y otro. Mas esta diferencia no
reside en el contenido, sino en la forma de expresar este mensaje. Así, cada
frase esconde cierto nivel cómico que el lector debe ir descubriendo poco a
poco. Es por eso que leer una vez El Capote es insuficiente, se requieren de
varias lecturas para tratar de comprender el alcance cómico.
Es claro que el
uso de retruécanos en la obra es clave. Pero yo me pregunto si la traducción
del texto no implica un poco perder la verdadera esencia o el verdadero alcance
del retruécano. Es decir, presiento que ciertas frases traducidas no reflejan
el efecto intentado a cabalidad y que se pierde parte de la esencia de la obra
a lo largo de este proceso.
Debo admitir
que caí en ciertos errores que Eichenbaum menciona. Pensé que se trataba de una
obra realista cuando en realidad a lo largo de El Capote se da importancia a lo
mínimo y lo importante carece de relevancia. Este es el efecto grotesco que
pretende Gógol. Interiorizar esta técnica resultó para mí un cambio completo de
paradigma. Me parece brillante la manera en la cual se puede escribir a partir
de una mera anécdota y pretender dar una extrema relevancia a lo
insignificante. El capote se transforma en realidad en “el protagonista” del cuento
ya que toda la vida de Akakievich cambia a partir de la idea de un nuevo capote
y en su adquisición. Sin duda alguna, es un juego maestro el de Gógol que, a
través de figuras literarias como el retruécano, logra una obra maestra.
Ahora bien, a
diferencia de Eichenbaum, sí creo que este relato incluye ciertos pasajes
humanistas. Un ejemplo son las reflexiones sobre la humanidad que realiza un
compañero de trabajo de Akakievich. Para mí, este pasaje representa una crítica
al status quo, a la crueldad de la sociedad y a la educación. Probablemente
estoy divagando pero creo que Gógol mezcla la comedia con la tragedia. Otro
ejemplo que puedo aportar es la manera en la cual se despliega la importancia
del capote: sin un buen capote sería difícil sobrevivir al duro invierno ruso.
Esto en sí ya presenta una dificultad para aquellos de escasos recursos
económicos.
A mi parecer,
si tendríamos que encauzar a este texto en una corriente probablemente sería la
del formalismo ruso en cuanto a la importancia que le da a la forma del relato.
De acuerdo a Eichenbaum, cada palabra es escogida por la armonía que proporciona
al texto y la estética es lo primordial en la obra de Gógol. Adicionalmente, Eichenbaum
manifiesta que el texto debe ser analizado e interpretado en sí mismo y sin
ninguna conexión con el autor. Solamente se debe interpretar la obra artística.
Como sostuve en un principio, para mí es difícil interpretar un texto sin tener
en cuanta al menos el contexto histórico y social.
Por supuesto,
al ser un artículo perteneciente al formalismo ruso, el texto de Eichenbaum
busca un análisis objetivo de El Capote. Esto es rescatable puesto que una
tarea de esta envergadura es admirable. No obstante, creo que el análisis
carece de ciertos aspectos como los símbolos, la intención del autor o hasta
interpretación del lector.
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