Crítica
Feminista
Raman Selden
La crítica feminista nace a
partir de la relegada posición de la mujer en la literatura. Considero que para
realizar un análisis acertado de la crítica feminista, es fundamental
comprender las raíces del feminismo como un movimiento en el cual las mujeres
buscan por un lado ser iguales a los hombres y por otro particulares respecto a
estos.
Pude aproximarme al
feminismo por medio de la clase de literatura y género. Así, pude comprender la
complejidad de esta ideología y sus distintas acepciones tales como el
feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia. Como mujer, me siento
representada y al mismo tiempo repelida por el feminismo. A veces siento que el
feminismo no hace nada más que ahondar el problema de la diferencia y la
desigualdad. También sostengo firmemente que algo debe hacerse respecto a la
concepción de la mujer en la historia y en nuestra sociedad especialmente.
En fin, regresando a
Selden, a lo largo de este documento presentaré algunas de sus exposiciones con
respecto a la crítica feminista. No es posible hablar de feminismo sin
referirse a Beauvoir. A lo largo de su obra, Beauvoir expone las “cuestiones
fundamentales del feminismo moderno.” Así, admite que el desequilibrio se
remonta al Antiguo Testamento. Es decir, ¿desde la creación del universo la
mujer ha ocupado un lugar relegado en la sociedad? No lo creo así. Sostengo que
la posición de la mujer es una cuestión cultural. No podemos olvidar aquellas
sociedades matriarcales en las cuales la mujer tenía un rol fundamental en el
desarrollo de la cultura.
A pesar de esto, es claro
que en nuestras sociedades la mujer representa al Otro. Al oprimido, al
segregado, al discriminado. Cosa curiosa puesto que las mujeres no constituyen
una minoría y ha sido en épocas recientes en las cuales se ha dado un apogeo de
acciones afirmativas para erradicar la desigualdad.
Me preguntaba yo desde
niña, ¿qué nos diferencia de los hombres? Esto debido a que provengo de una
familia muy conservadora y tengo un hermano mayor al cual se le permitían hacer
cosas que se encontraban censuradas para mí. Existen cinco aspectos en los
cuales nos diferenciamos: de manera biológica, por la experiencia, el discurso,
el inconsciente y por las condiciones económicas y sociales.
La corriente que considera
fundamental la biología alega que es el cuerpo de la mujer el que la hace
inferior (también cabe el análisis contrario). Así, recuerdo la teoría
psicoanalista de Freud y su sesgo a la mujer por “carecer de pene.” Aquellos
que se refieren a la experiencia, alegan que la mujer tiene experiencias
específicamente femeninas, emociones y puntos de vista que el hombre no puede
llegar a comprender. En la literatura, el estudio de textos desde este punto de
vista se denomina como ginocrítica. Me atrae especialmente la diferencia
impuesta a través del discurso. Foucault, uno de mis preferidos, alega que
aquellos que tienen el poder dominan el discurso e imponen la verdad. Así, el
hombre ha impuesto su dominación masculina a través del discurso. Las teorías
del inconsciente admiten que la mujer tiene como principio femenino el “permanecer
al margen de la definición masculina de mujer.” Finalmente, la corriente que se
inclina por las condiciones económicas y sociales relacionan a estos aspectos
con el equilibrio de poderes de los sexos. Una de sus mayores exponentes es
Woolf, a quien estudiaremos posteriormente.
El feminismo político
cuenta con representantes como Millet y Barrett. En este movimiento, la
opresión de las mujeres tiene por causa el patriarcado. La política sexual se
ejemplifica en los roles que cada persona debe cumplir en la sociedad,
dependiendo de su sexo. A través de la literatura, estas autoras “expresaban
furiosos sentimientos de injusticia”.
Esta diferenciación en la
literatura tiene un rol marcado. Así, son los hombres quienes han definido y
marcado los roles literarios y lo que puede o no escribir tanto hombres como
mujeres. Existen autoras de antaño que debían recurrir a figuras literarias
para ocultar la verdadera crítica a la dominación masculina. No obstante,
Millett cae en una falacia al afirmar que todos los escritores masculinos
fomentan la dominación masculina. Como mi madre siempre me dice, “todo extremo
es malo” y no se puede generalizar a un grupo entero.
Por su lado, Barrett
presenta “un análisis marxista feminista”. De esta manera, coincide con Woolf
en cuanto a la visión sociológica y de clases sociales que esta sostiene. Barrett
también agrega que la “ideología sexista afecta a la forma en que se lee la
literatura”. Con esto se refiere a las cánones de excelencia y al contenido que
los autores pueden incluir en su obra. Por último, Barrett afirma que no se
puede encauzar a todos los escritores masculinos como detractores de las
mujeres.
La literatura de mujeres
difiere de la literatura de los hombres. Es interesante analizar esta evolución
y poder percibir como ha ido avanzando la literatura femenina. Antes se
imitaban los modelos estéticos masculinos. Una vez superada esta etapa, las
mujeres abogan por una literatura separatista y finalmente por una literatura específicamente
para mujeres. La última etapa permite a la mujer liberarse en cierto sentido y
tener la capacidad de hablar abiertamente sobre todos los temas, incluyendo su
propia sexualidad (tema que solamente había sido explorado por escritores
masculinos).
Es posible no ser feminista
sino neutral. Esto lo demostró Woolf al adoptar una postura andrógina que se
opone a la lucha entre la sexualidad masculina y femenina. ¿De verdad existe o
es eficaz una postura así?, ¿acaso esto no implica evadir el meollo de la
cuestión?
Los límites de las mujeres
en el campo de la literatura han varios a lo largo de la historia. Los
estereotipos y cánones femeninos impedían a las escritores a desarrollar
libremente su creatividad. En realidad, no creo del todo que los estereotipos
de la mujer se encuentren completamente superados. Es claro que existen ciertos
tabúes para la mujer y que en nuestra sociedad sigue imperando el concepto del
patriarcado o machismo en ciertos aspectos.
La teoría crítica feminista
francesa han encontrado influencia en el psicoanálisis y en las teorías de
Lacan. Es difícil para mí entender cómo las mujeres de esta corriente han
logrado superar los postulados de Freud y convertirlos en una defensa para el
feminismo. Para estas mujeres, el falo de Freud es una representación simbólica
del poder y de aquel que lo sustenta. Así, la mujer es “un significante, no una
hembra biológica.” El falo no es un órgano físico, y por ende, tanto hombres
como mujeres “carecen de sexualidad integral simbolizada en el falo.”
De acuerdo a Kristeva, la
poesía es un lugar privilegiado en las cuales los deseos y miedos pueden operar
libremente. La mujer, es el silencio que precede al discurso, la mujer es el
Otro.
Finalmente tenemos a
Cixous, quien se niega a ocupar una posición neutral en este debate. Es de esta
manera como se crea el concepto de la otra bisexualidad cuyo objetivo es
fomentar la diferencia entre los sexos. Esta visión es controversial puesto que
“imagina un lenguaje posible en lugar de describir el existente.”
Comentario personal
“Toda teoría crítica es
política en el sentido de que busca siempre controlar el discurso.” – Raman
Selden (174).
Al ser mujer en una
sociedad machista como lo es la ecuatoriana, me siento atraída e identificada
en cierta forma al feminismo. A lo largo de este resumen dejé entrever de
manera breve mi opinión respecto al tema. No obstante, creo que vale la pena
destacar el espacio relegado de la mujer a lo largo de la historia. No se
limita a hechos pasados puesto que no podemos afirmar que en pleno siglo XXI
exista una igualdad entre hombres y mujeres. La diferenciación sigue ahí y
siempre lo estará, lo que es imprescindible eliminar es la desigualdad y la
discriminación.
En cierto modo creo que
adoptar la posición de Woof es aceptar una postura neutral y evitar el
verdadero meollo de la situación. Por esta razón, no me inclino por esta
posición aunque admito que los argumentos socio económicos de Woolf son en
extremo convincentes. También me cuesta aceptar la teoría crítica feminista
francesa y su extraño acercamiento a los postulados freudianos puesto que no
concibo la manera en la cual la mujer no
es ridiculizada o disminuida dentro de esta teoría.
Dentro del área de la crítica literaria considero
como aspecto fundamental esa “liberalización” de la mujer en cuanto a su
capacidad de escribir y de crear cuanto ella quiera. Así, temas como la
sexualidad, el cuerpo de la mujer, sus vivencias, no deben ser considerados temas
tabú. Yo aboga por abrazar las diferencias y convertirlas en aspectos positivos
para aquellas mujeres escritoras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario